Septiembre ha recibido hasta ahora su reputación como el peor mes del año en los mercados de valores. La caída del índice Dow Jones y del S&P 500 se acercó al tres por ciento. Las existencias de tecnología se depreciaron ligeramente menos.
Las operaciones del lunes en la Bolsa de Valores de Nueva York mostraron que la tendencia puede cambiar y los osos ganarán la ventaja a expensas de los toros. Los principales índices bursátiles se depreciaron más del dos por ciento y son más del cinco por ciento más débiles que a mediados de la semana pasada. El S&P 500 incluso ha cancelado más del siete por ciento desde principios de mes. El desarrollo de los últimos días aumenta así las posibilidades de que este mes de septiembre se convierta en el peor noveno mes del año en los últimos dieciocho años.
Detrás de la caída de las acciones están las preocupaciones sobre el aplazamiento del paquete fiscal preparado por la administración estadounidense para apoyar la economía estadounidense, así como el creciente nerviosismo antes de las elecciones presidenciales o la cuestión de si las acciones ya no son demasiado sobrevalorado. Claramente, los mercados no estaban convencidos por la reciente confirmación de la orientación de la política monetaria por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos. Mantuvo la tasa de interés clave cerca de cero y aseguró que ampliaría las compras del gobierno y de algunos bonos corporativos. Sin embargo, no pasó nada que los mercados más o menos no esperaban.