Se trata de la empresa con mayores beneficios del mundo. Sus ganancias alcanzaron el año pasado 111 mil millones de dólares. Más que las ganancias neto de las cinco empresas de extracción más grandes y casi el doble de lo que en el mismo período ganó el gigante de tecnología Apple.
Arabia Saudita estuvo acostumbrada durante décadas a ingresos provenientes de su riqueza petrolera, igual que Saudi Aramco, su mayor compañía de extracción en propiedad del Estado. Por eso fue hasta cierta medida una sorpresa cuando al inicio de 2016 el príncipe heredero Mohamed bin Salmán anunció la intención de llevar al gigante a la bolsa de valores. No a todo, sino sólo una parte del mismo. Desde el propio inicio se hablaba de uno hasta cinco por ciento de las acciones que podrían ser públicamente negociables.
Los detalles, incluido el valor de emisión, se están debatiendo justo en estos días. Si todo anda según lo previsto, el rendimiento de las acciones emitidas podría oscilar entre 25 y 40 mil millones de dólares. Más frecuentemente se especula con la suma de 25 mil millones, valor que se alinearía a la hasta ahora más imponente entradaen la bolsa de valores representada por el consorcio chino Alibaba. Y es probable que dicha suma sea aún mayor.
Recursos para la restructuración
¿Y para qué Mohamed bin Salmán necesita este dinero? Piensa utilizarlo para la restructuración de la economía saudita. No quiere presenciar pasivamente cómo la importancia del petróleo para la economía mundial va disminuyendo y con ella también la posición de Arabia Saudita en tanto que – hasta hace poco – el mayor productor del crudo en el mundo. Lo que pasa es que la primacía saudita ha sido superada por los Estados Unidos, gracias sobre todo al descubrimiento de nuevos métodos de extracción de loro negro. Vista la situación, la decisión del príncipe heredero no se puede calificar de otra manera que perspicaz.
No obstante, en septiembre pasado dos de las instalaciones de Saudi Aramco se convirtieron en el blanco de un ataque con drones. El precio del petróleo se disparó inmediatamente, volviendo tranquilamente unos cuantos días después a su nivel anterior como si quisiera demostrar hasta qué punto sabe ser volátil y hasta qué medida una empresa o un país entero puede ser vulnerable si confía sólo en petróleo.
Después de todo, Arabia Saudita vivió algo similar ya muchas veces en el pasado. Cuando el petróleo está al alza, es toda una bendición, pero la cosa es que cuando hace un par de años un barril cotizaba casi tan sólo a veinte dólares, ni siquiera los propios sauditas estaban para bromas, a pesar de que la extracción les hubiera sido rentable incluso en condiciones aún más desfavorables.
Zonas económicas especiales
El futuro de ese país sin embargo no se puede basar únicamente en el petróleo. Por la simple razón que el sector de extracción no será capaz de emplear a tanta gente como hoy o como en el pasado. Sí, el avance tecnológico relacionado con la robotización y la digitalización ya ha llegado hasta ese país. La industria de extracción requiere un alto volumen de capitales pero menos mano de obra. Según las previsiones del Fondo Monetario Internacional en los próximos cinco años hasta un millón de los actuales puestos de trabajo se podrían ver amenazados en consecuencia de la cuarta revolución industrial.
Como ya quedó dicho, la importancia del petróleo en la economía mundial irá decreciendo. No solamente debido a que desde los choques petroleros en la década de los setenta la exigencia energética del PIB va disminuyendo notablemente, sino también en consecuencia de un gradual repliegue en el uso de fuentes de combustible fósil.
Saudi Aramco podría convertirse por tanto en un sugnificativo impulso para un cambio total del modelo económico de ese país del Cercano Oriente. El propio Mohamed bin Salmán en su Visión 2030 se refiere a la trasformación del país a través de las inversiones estratégicas en la industria manufacturera, la construcción de una „ciudad robótica“ en las cercanías del Mar Rojo o en „zonas económicas especiales“. La entrada de Saudi Aramco en la bolsa de valores suena en este sentido a una apuesta por el futuro no solamente propio, sino de todo el país.