Después de ser revisado, el Producto Interno Bruto de China alcanzó el año pasado más de 13 billones de dólares. Es – sin duda – una buena noticia, pero pese a ello el crecimiento de la economía china fue el año pasado el más lento desde el estallido de la crisis financiera seguida de la crisis económica en 2009.
Una revisión de datos macroeconómicos después de tanto tiempo no es nada extraordinario en China. Un ajuste similar se produjo también en el caso del año 2017, cuando el ritmo del crecimiento económico fue reacomodado posteriormente del 6,8 al 6,9 por ciento. Sin embargo, el ajuste de los datos correspondientes al año pasado noc la mayor probabilidad no afectará las previsiones que se manejan en torno al crecimiento del PIB relativo al presente año. Según estimaciones preliminares, su ritmo en el tercer trimestre ha bajado a un 6 por ciento, lo que – de confirmarse – sería el peor resultado desde 1992.
China a la vez había fijado la meta de duplicar entre 2010 y 2020 su rendimiento económico. Para consguirlo, necesitaría mantener el ritmo de crecimiento por encima del 6 por ciento no solamente este año, sino también durante el que viene y que será el último de dicha década. No obstante, según las previsiones de los organismos económicos internacionales, resulta probable que la economía china se ralentizará en 2020 y crecerá por debajo del 6 por ciento. La economía del gigante asiático se ve afectada además de la disminución de la demanada interna también por la guerra comercial con EE.UU. Es por ello que los índices finales dependerán mucho del desenlace de las negociaciones entre los Estados Unidos y China.
