Según algunos analistas, el actual nivel bajo de los índices bursátiles, especialmente en Estados Unidos, es sólo un asunto pasajero. Cuando termine la pandemia del coronavirus, podemos esperar que se produzca el rally accionista más grande de la historia, sostienen estas fuentes.
Hay varias razones que sustentan los pronósticos optimistas, desde la baja atractividad de los activos alternativos hasta el fuerte impulso que los mercados han recibido por parte del Sistema de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos. En primer lugar, hay que tener en cuenta que las acciones y los bonos son dos activos que compiten entre sí. En caso de que el Fed siga manteniendo las tasas de interés a niveles bajos, el rendimiento proyectado de los bonos será más bajo que en caso de las acciones.
La historia nos ha enseñado tambiuén que cuando los bancos centrales aumentan el volumen de sus balances, es decir incrementan el volumen de dinero en circulación, una parte no despreciable de estos recursos se dirige a los mercados de acciones, incentivando la demanda que empuja los precios de los títulos al alza. Según se estima, el volumen del balance del Fed debería aumentar a 6 hasta 8 billones de dólares. Los analistas prevén también que muy pronto después de que termine la pandemia, de los mercados accionistas desaparecerá el humor bajista a consecuencia de lo cual la fiebre de compra seguirá afianzándose.
Tampoco hay que pasar por alto que los gastos de consumo de los hogares estadounidenses representan hasta un 70 por ciento del Producto Interno Bruto del país. Es decir, en cuanto que el Gobierno libere sus restricciones, la gente volverá a gastar y consumir, lo que se reflejará en la rentabilidad de las empresas y, por ende, en el fortalecimiento de sus acciones. Y finalmente, sup apel lo podrían desempeñar también los adultos mayores que colocarán una parte considerable de sus ahorros en acciones, a la espera de un rédito más alto que, por ejemplo, en caso de bonos del Estado.