Al consultar los datos económicos, podemos observar una creciente diferencia entre EE.UU. y la Unión Europea (por lo menos en su parte occidental). Los Estados Unidos acusan un alto promedio industrial Dow Jones y la tasa de paro se encuentra en los niveles más bajos desde 1969.
Mientras tanto, en Europa occidental la mayoría de las economías registra un anémico crecimiento y según algunos índices la economía alemana, la más importante de la Unión Europea, ya se encuentra en recesión. Por cierto, en Europa central esta situación todavía no se manifiesta. Pese a que las estadísticas en dicha región son más alentadoras, al parecer también allí el crecimiento comienza a desaclerarse. Además, debido a la excesiva orientación de los países del centro de Europa (con excepción de Polonia) a las exportaciones, en caso de producirse una baja en la economía de Alemania, sufrirán un importante desaceleramiento también las economías centroeuropeas.
En el pasado, las dos crisis económicas más importantes (la del año 1929 y la de 2008) se originaron debido a imprevistos acontecimientos en la economía de Estados Unidos. Las demás crisis se vieron influidas también por otros factores como, por ejemplo, las turbulencias de la industria petrolera a consecuencia delos conflictos árabe-israelíes. Ahora parece, no obstante, que el impulso al desaceleramiento global o la crisis podría venir directamente de Europa. Por supuesto, hay una diferencia más – las crisis de 1929 y de 2008 no las esperaba nadie.