Las economías más grandes del mundo, agrupadas en el G7, han acordado la introducción de un impuesto mínimo global, que está dirigido principalmente a los gigantes tecnológicos transnacionales. Debería reducir el incentivo para trasladar los beneficios corporativos a paraísos fiscales.
Los tesoros estatales pueden esperar cientos de miles de millones de dólaresadicionales. Los países del G7 han acordado introducir un impuesto mínimo sobre los beneficios de las empresas multinacionales del 15 por ciento. Aunque no se dice que solo las empresas tecnológicas deban estar sujetas a ella, este impuesto se dirige contra ellas. Para ellos, la transferencia de beneficios en el marco de la optimización fiscal es la más fácil, y es difícil para los estados individuales demostrar que lo generaron en su territorio.
El acuerdo se produjo durante una cumbre de fin de semana celebrada en Londres. El secretario del Tesoro británico, Rishi Sunak, dijo que era «un acuerdo histórico que reformará el sistema tributario global y lo adaptará a la era digital». Según la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, se trata de un compromiso sin precedentes que pondrá fin a lo que se denomina una carrera a la baja en el campo de la fiscalidad global. «Esta es una mala noticia para los paraísos fiscales», dijo Olaf Scholz, jefe de las arcas estatales alemanas.