Se ha vuelto realidad lo que ya se venía pronosticando desde hace varias semanas. La Oficina de Estadísticas de la Unión Europea (Eurostat) acaba de confirmar que la economía tanto de la eurozona, como de la Unión Europea en su conjunto cayó en recesión durante el primer trimestre del año en curso.
El Producto Interno Bruto de los veintiocho se redujo durante el primer trimestre del año en 3,5 por ciento en comparación con el mismo período de 2019. El resultado de la llamada eurozóna es aún en tres décimas del punto porcentual peor. A pesar de que el resultado interanual es ligeramente más alentador, se ha confirmado definitivamente que el segundo bloque económico más fuerte del mundo está entrando en recesión.
En días pasados sesionó ambién la dirección del Banco Central Europeo (BCE). La presidenta del BCE, Christine Lagarde, anunció en una conferencia de prensa tras la mencionada sesión que la institución está dispuesta a hacer todo a su alcance para que la caída económica sea la menos dolorosa posible. El BCE no solamente seguirá adquiriendo activos financieros, sino que aprovechará también otros canales para inyectar más liquidez en la economía europea. El volumen total de la flexibilización cuantitativa podría superar este año un billón de euros.
„Esperamos que las medidas a tomar impactarán positivamente en todos los sectores afectados por la pandemia del coronavirus,“ señaló Lagarde. Aseguró también que la tasa básica de interés sobre depósitos se mantendrá en su actual valor negativo, por lo menos hasta que la inflación se aproxime a la meta del dos por ciento.