1. Vinos
Una de las cosas que podemos aprender de gente pudiente es la costumbre de preferir la calidad a la cantidad. Es por ello que frecuentemente las vinotecas, donde se almacenan las más prestigiosas marcas, forman parte integrante de sus lujosas residencias. Un vino cuidadosamente seleccionado es no solamente un excelente acompañamiento tanto de cenas familiares como de reuniones de negocio, sino también un detalle que nos permite mostrar nuestro respeto y estima y buen nivel social. A largo plazo siguen manteniendo la primacía productos franceses, portugueses, alemanes, italianos y húngaros. No obstante, si no se siente muy seguro, déjese aconsejar por un reconocido sommelier… Por ejemplo de Jean-Michel Deluc, otrora jefe de la asociación francesa de sommeliers y catador del parisino hotel Ritz quien tiene una fórmula simplísima: „Los vinos o le gustan o no le gustan.“